Dogging: el morbo de lo desconocido
Si pensabas que en temas sexuales estaba todo inventado... te equivocas una vez más. Llega el dogging, una nueva forma de practicar sexo apta solamente para los amantes de emociones fuertes.
La procedencia de la palabra dogging alberga dos teorías: una dice que el origen del término obedece a las personas que salían a pasear a sus perros por lugares públicos buscando encuentros sexuales; la otra sugiere que las prácticas sexuales se realizan en lugares públicos, como los perros.
Lo único cierto es que el dogging es una práctica que nació en Inglaterra en los años 70, y consiste en la organización de quedadas para mantener sexo al aire libre, ya sea en coches, aparcamientos, descampados, jardines, bosques... siempre en lugares apartados donde los asistentes puedan mirar o participar según los gustos de cada un@. El número de participantes en estas reuniones suele ser elevado, por lo que puede considerarse una especie de orgía organizada. El éxito de ésta práctica radica en el morbo de que los asistentes no se conocen, sino que han quedado previamente en un lugar concreto de su ciudad o pueblo para llevar el dogging a cabo.
La tecnología se convierte en el vehículo principal para organizar las sesiones. El primer contacto se realiza a través de foros abiertos en Internet exclusivamente con este objetivo, además de las emergentes redes sociales. Cuando la fecha y el lugar están cerrados, los emails y los mensajes a través del móvil se convierten en los grandes protagonistas. A través de ellos se comunican cambios de última hora e incluso se intercambian fotos de personas y lugares donde se va a producir el encuentro.
Siempre hay que tener en cuenta a quién se cita para asistir. Seria un error mandar de forma indiscriminada un mailing convocando a todos los conocidos. Por ello es conveniente realizar una selección en función del tipo de reunión, puesto que algunas sesiones pueden suspenderse por exceso de público masculino y escasas parejas de doggers. También podría darse el caso de que la quedada no coincida con las tendencias sexuales del participante. Por eso, para evitar sorpresas desagradables, es fundamental informarse del tipo de sesión de dogging a la que se acude.
Por último, siempre hay que tener en cuenta los peligros que puede conllevar este tipo de prácticas. Ya sabes que si no conoces a las personas con las que vas a mantener relaciones, es completamente imprescindible el uso de preservativo, ya que es la única manera de no contagiarte de ninguna enfermedad de transmisión sexual, así como de evitar embarazos no deseados.
Si estás interesad@ en formar parte de la comunidad dogging española visita la web www.dogging-spain.com. La emoción está asegurada.