El tickling o las cosquillas eróticas
El tickling es una nueva práctica sexual que despierta cada vez más furor entre parejas de todo el mundo. Se trata básicamente de hacer cosquillas eróticas a tu pareja con el objetivo de causarle el máximo placer posible. El hecho de producirle cosquillas a alguien con cariño y de forma adecuada puede convertirse en un fascinante juego erótico que, además de divertido, resulta muy excitante, pudiendo llegar incluso a provocar el orgasmo. No en vano, la risa está controlada por la misma zona del cerebro que percibe el placer, por lo que ambas sensaciones están inevitablemente unidas.
El tickling es una práctica que ha emergido con fuerza hace relativamente poco tiempo en Estados Unidos, aunque su verdadero origen es mucho más antiguo, tanto como las propias cosquillas. Y es que el arte de "cosquillear" de forma erótica tiene sus secretos. Pequeños trucos y habilidades que desde tiempo muy remotos se han usado con fines sexuales...
Como sabes cada persona tiene unas zonas más sensibles a las cosquillas que otras, por lo que solo con la práctica podrás descubrir en qué partes de tu cuerpo percibes más placer. Todo un clásico de las cosquillas son las plantas de los pies, los pequeños espacios existentes entre los dedos, la tripita, la nuca, los lóbulos de las orejas o los costados. Pon a prueba las cosquillas de tu pareja acariciando muy suavemente, besando o incluso soplando con delicadeza algunas de estas zonas, y experimenta con cualquier otra parte de su piel que sugiera tu imaginación. Seguro que te llevas más de una sorpresa, ya que las cosquillas aparecen muchas veces en el lugar menos esperado.
Asimismo, si tienes la ocasión, no dudes en ayudarte de un plumero erótico, un complemento específicamente diseñado para esta clase de juegos. Las suaves y sedosas plumas de estos artilugios producen una excitante y placentera sensación al entrar en contacto con la piel que no puedes perderte. Además, cuentan con un alargado palo que te permitirá llegar a todos los rincones del cuerpo de tu pareja.
También te animamos a probar la ya de por sí fascinante sensación producida por las cosquillas... con los ojos vendados. El hecho de no poder ver intensificará increíblemente las sensaciones percibidas por el resto de tus sentidos, especialmente el del tacto. Para ello usa un pañuelo de seda, un antifaz erótico o cualquier prenda similar. Y si quieres ir un paso más allá, puedes incluso coquetear con las prácticas bondage utilizando unas esposas eróticas para atar las manos de tu pareja y exponerla por completo a tu voluntad.
Recuerda, eso sí, que todas las personas tienen su propio límite, por lo que te recomendamos que acuerdes previamente con tu pareja un gesto o palabra a modo de señal con la que detener esta práctica sexual en caso de que el placer pase en algún momento a ser sufrimiento.
Haz y recibe cosquillas, lleva la voz cantante o sométete a las "travesuras" de tu pareja a través del tickling.