Perder la virginidad
Parecerá mentira, pero en los tiempos que corren cuesta creer que aún haya chicas y chicos mayores de 20 años, incluso mayores de 25, que aún no hayan mantenido su primer contacto sexual.
Es una situación curiosa, teniendo en cuenta la educación sexual que recibimos a diario en prensa, televisión, radio, Internet, e incluso en la propia calle. La virginidad es un estado cada vez más "revalorizado" dado que la media de edad a la que los jóvenes españoles mantienen su primera relación sexual es a aproximadamente a los 16 años.
¿Qué motivos puede tener una persona mayor de 25 para no haber mantenido aún relaciones sexuales? ¿Es posible la falta de apetencia? ¿Cuestiones ideológicas? ¿Religiosas?
Está claro que puede deberse a una falta de apetencia, pero también es cierto que ésta se vea reprimida por algún tipo de creencia negativa acerca de las relaciones sexuales o porque su religión prohíba las relaciones y pese por encima de cualquier motivación o apetencia personal.
Lo que sí está claro es que tod@s pasamos por un proceso hormonal en el que en menor o mayor medida, se nos despierta la curiosidad sexual, las ganas por probar las mieles del sexo, por conocer su sabor, lo que se siente...
Puede darse que a la persona en cuestión sí le apetezca, pero se vea limitada o reprimida por cuestiones de autoestima, timidez, dificultad en las relaciones sociales, etc, y nunca se haya atrevido a dar el paso de tener un contacto más o menos íntimo con otra persona.
Una premisa muy importante y básica es que debemos hacer lo que nos apetezca y cuando nos apetezca, gozar de un sexo libre tratándolo antes con la otra persona, sin presiones personales, ni de la pareja, ni del entorno, un sexo placentero y responsable. Una persona ha de ser autónoma a la hora de decidir qué hacer con la sexualidad, cuándo y con quién perder la virginidad.
No hay una edad predeterminada para mantener relaciones, depende de las circunstancias personales de cada uno, de sus emociones y maneras de sentir, por eso cada uno de nosotros tenemos que decidir cuándo queremos perder la virginidad, lo que necesitamos sentir y con quién.
A día de hoy, con toda la información de la que disponemos en medios de comunicación, y sobre todo en Internet, el desconocimiento, el miedo, no puede ser un motivo a la hora de no lanzarse a la piscina. Y si aún así la persona sigue teniendo miedos, falsas creencias, tabúes... lo mejor es que se ponga en manos de un experto, de un psicólogo o sexólogo.
Si bien es cierto que la primera relación se ha de vivir de la forma más tranquila y relajada posible, con alguien especial, con quien se tenga una mínima confianza y haya un conocimiento entre ambos, un elemento muy importante que cada día se valora más y es más recomendado por psicólogos y sexólogos, es aprender a disfrutar primero de uno mismo y consigo mismo, conocer los puntos de placer, las zonas erógenas, sensaciones, lo que nos provoca una cosa u otra. Para ello, es muy importante la masturbación, la auto estimulación ayudada de algún juguete erótico. En el caso de una chica, desde unas bolas chinas hasta algún discreto vibrador.
Si realmente lo sientes y deseas perder la virginidad no dejes pasar un día más. Ponte manos a la obra e intenta conocerte y disfrutar de tu sexualidad. De lo contrario, la situación puede acarrearte problemas psicológicos que podemos evitar.