¿Es posible llegar al orgasmo con un masaje?
En los últimos tiempos, probablemente debido a nuestro alto ritmo de vida y, en consecuencia, al aumento del estrés (una patología que algunos expertos han bautizado ya como la enfermedad del siglo XXI) derivado del mismo, están proliferando cada vez en mayor medida los centros de masaje. Lugares en los que, por un precio más o menos razonable, podemos disfrutar de una de las herramientas terapéuticas más antiguas del mundo.
Los beneficios producidos por un masaje dependen de varios factores: en primer lugar y, sobre todo, de la formación y destreza del que la persona que lo lleva a cabo (mucho ojo a la hora de acudir acudir a masajistas de dudosa reputación); en segundo lugar, del estado físico y mental de la persona que lo recibe (sin una predisposición a relajar el cuerpo y la mente es realmente complicado que el masaje pueda funcionar); y en última instancia, del tipo de masaje que se aplique: relajante, descontracturante, balsámico, erótico...
A este último respecto, cabe formularse una pregunta que a muchos/as les ronda en la cabeza desde tiempo inmemoriales: ¿es posible llegar al orgasmo con un masaje? Pues por increíble y surrealista que pueda parecerte, hemos de decir que sí, y a los hechos nos remitimos. Cada persona es un mundo y, muchas de ellas, independientemente de su sexo, son capaces de alcanzar el clímax siempre que se junten las condiciones adecuadas.
En más de una ocasión hemos comentado que el placer sexual va mucho más allá de la mera y clásica penetración vaginal o anal. Cada uno de nosotros tiene sus propias zonas erógenas, lugares especialmente sensibles a las caricias más sensuales. Lo curioso es que en muchas ocasiones ni nosotros mismos las conocemos hasta que no nos ponemos a experimentar con ellas. Por eso, te animamos a hacerlo. Y no nos referimos a que acudas a un centro de masaje para ello (o sí, allá cada uno). Lo que queremos decirte es que no tengas miedo a probar y experimentar con tu pareja -ya sea habitual o esporádica- las sensaciones que podéis llegar a percibir con un buen masaje erótico. Tomando las precauciones adecuadas, cualquiera puede hacerlo. Estas precauciones no van más allá de lo que dice el sentido común: tener cuidado de no ejercer una excesiva presión, especialmente sobre la zona del cuello y la columna, evitar los movimientos bruscos y hacerlo todo de forma progresiva, de menor a mayor intensidad, con el objetivo de testar la reacción de cada zona del cuerpo ante cada acción.
Recordad que, a la hora de realizar un sensual masaje, al contrario de lo que te os pueda pedir el instinto, no debéis ir directamente a la zona de los genitales, ni mucho menos. Empezad a masajear suavemente cualquier otra zona del cuerpo: las manos, los brazos, los pies, las piernas, los lóbulos de las orejas Seguro que os llevaréis más de una sorpresa al ver la reacción del otro/a al acariciar determinados lugares. Luego, progresivamente, probad a recorrer las zonas más próximas a las del punto de partida elegido. Una vez masajeadas, haced lo mismo con otras partes, no necesariamente cercanas. Os recomendamos ayudaros de un buen aceite erótico para masaje para potenciar la sensualidad de la experiencia.
Tampoco olvidéis nunca lo importante que será mantener en todo momento una buena comunicación, indicándoos mutuamente lo que os gusta y lo que no. De esta forma, resultará mucho más fácil encontrar los escondites más erógenos de cada uno. Recordad que el masaje no tiene por qué hacerse solo con las manos. Podéis utilizar también cualquier otra parte de vuestro cuerpo: antebrazos, pecho, labios, lengua el límite lo pondrá vuestra imaginación.
En última instancia, si os apetece, podéis hacer una visita a los genitales, aunque igual ya no es necesario... Seguro que repetiréis.