Ejercicios para fortalecer el suelo pélvico y la vagina
Si hace poco proponíamos a los hombres la realización de una serie de ejercicios para fortalecer el pene, hoy vamos a hacer lo propio con la mujer, que también puede llevar a cabo un pequeño entrenamiento para mejorar el control de su musculatura vaginal. Es lo que se conoce como pompoarismo, una práctica milenaria que tiene su origen en la India, aunque posteriormente se perfeccionó en países como Japón o Tailandia. Pompear significa contraer voluntariamente los músculos de la vagina con el objetivo de intensificar el placer tanto del hombre como de la mujer durante el coito.
A estas alturas seguramente ya conocerás la importancia que tiene el fortalecimiento de la musculatura pélvica para la salud sexual de la mujer, aunque quizá no seas del todo consciente de hasta qué punto el autocontrol de esta zona puede haceros disfrutar a ti y a tu pareja de un placer sexual sin límites.
Con un adecuado entrenamiento, la mujer puede llegar a succionar el pene con la vagina, apretar el glande, masajearlo, expulsarlo parcial o totalmente de su interior, dificultar su entrada para incrementar el roce del pene contra las paredes vaginales e incluso impedir su salida cuando así lo desee. En definitiva, la mujer puede llegar a dominar por completo los tiempos y la intensidad de la penetración.
Pero, ¿cómo puede conseguirse esto? Muy fácil. Tan solo es necesario realizar una serie de ejercicios vaginales que no te exigirán más que unos pocos minutos al día. Puedes hacerlos, por ejemplo, en 3 series de 10 repeticiones.
Uno de los más sencillos consiste en sentarte en una silla, apoyando las manos sobre las piernas. Separa los pies unos 20 centímetros. A continuación, contrae fuertemente los músculos de la vagina durante 3 segundos y descansa. A media que vayas cogiendo práctica, intenta alargar el tiempo de contracción y disminuye el de descanso.
Otro buen escenario para la realización de estos ejercicios es la cama. Acuéstate sobre ella, separando y arqueando bien las piernas. Introduce un dedo en la vagina e intenta apretarlo todo lo que puedas. Si apenas notas tensión, introduce dos o más dedos hasta que notes una presión suficiente. En la misma postura, igualmente puedes apretar los dedos con los músculos de la vagina en periodos de 3 segundos, y después relajarte.
Acostada también sobre la cama, flexiona las piernas y extiende los brazos al lado del cuerpo. Una vez cogida la posición, contrae al máximo el glúteo y empieza a elevar progresivamente la cadera, quedándote solo apoyada por tus pies y hombros. Después, sin dejar de contraer, vuelve a la posición inicial y descansa. Al igual que en el primer ejercicio, en éste puedes aumentar del mismo modo la intensidad de la contracción e incluso intentar contraer la vagina al mismo tiempo que aprietas el glúteo.
Sin necesidad de emplear una silla o la cama, también puedes realizar algunos ejercicios de pie. Para ello, flexiona un poco las piernas, separando los pies unos 20 centímetros. Después, aprieta la parte interior de la vagina y mueve la pelvis hacia adelante y arriba, aguantando un mínimo de 3 segundos en cada contracción. En esta posición, y una vez dominado el ejercicio, puedes realizar el ejercicio de forma más intensa y acelerada, así como hacer el mismo movimiento hacia atrás o de forma lateral.
Por último, otro ejercicio que también puedes realizar de pie, con las piernas separadas pero sin flexionar las piernas, consiste en contraer las nalgas y unirlas todo lo que puedas en periodos de al menos de 3 segundos, aumentando este tiempo a medida que vayas cogiendo práctica.
Conviértete en toda una pompoarista aprendiendo a dominar tu musculatura vaginal y multiplicando el placer de tus relaciones sexuales.